lunes, 2 de agosto de 2010

Entrevista a Laura Arau y Manuel Tapial, integrantes de la Flotilla por la Libertad de Gaza

“Gente como la que viajaba en el Mavi Marmara es la que cambia la Historia”

Manuel Tapial y Laura Arau, miembros de la ONG Cultura y Paz, viajaban en el Mavi Marmara, el barco de la Flotilla por la Libertad de Gaza en el que Israel asesinó a nueve activistas turcos. Esta entrevista se realizó en Valladolid, en el marco del I Encuentro de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, organizado por la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid, justo un día después de que presentaran una querella en la Audiencia Nacional contra Benjamín Netanyahu, Ehud Barak y otros miembros del Gobierno hebreo por crímenes de lesa humanidad. El próximo mes de mayo pretenden fletar dos barcos con los que volver a intentar romper el bloqueo de la Franja.
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¿Cuál es el objetivo final de la querella que habéis interpuesto en la Audiencia Nacional?
Manuel Tapial: Hacer justicia pero no sólo para nosotros, sino también para los nueve muertos y más de 50 heridos que hubo en el barco. Mantenemos que estábamos amparados por la legislación internacional en todo momento. Israel nos abordó en aguas internacionales, con los resultados que todo el mundo conoce. Queremos poner a los responsables ante un tribunal para que sean juzgados. Y que tengan la opción de defenderse, sí, pero ante un tribunal.

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En vuestras declaraciones, responsabilizáis a los gobiernos occidentales de lo ocurrido.
MT:
Israel no podría comportarse como lo hace si sus actos le acarrearan consecuencias. Todas las acciones criminales que lleva a cabo desde hace 62 años no han tenido ninguna consecuencia. De hecho, parece que se le premia. La Unión Europea mantiene un acuerdo preferencial con Israel y le trata como si fuera un estado de la Unión de pleno derecho. Hay un alto grado de complicidad. Israel es la vanguardia occidental en Oriente Medio.

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¿Cuál ha sido la actuación del Gobierno español tras el ataque a la Flotilla?
MT
: La frase definitoria sería la ‘no-actuación’. No ha habido ninguna actuación.

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Frente a la complicidad gubernamental, ¿el único apoyo al pueblo palestino procede ya de la sociedad civil?
Laura Arau:
Lo que hemos demostrado con la Flotilla es que la fuerza para lograr los cambios está en la unión de los pueblos. Es algo que va de sociedad a civil a sociedad civil, donde los gobiernos importan poco porque no te representan.
MT: Todos los momentos históricos han tenido un impasse donde la sociedad civil parecía estar dormida, delegando en exceso y perdiendo la cualidad de ejercer la ciudadanía. La Flotilla ha sido un gran revulsivo para que esa gran masa social que son los pueblos ejerza, de alguna forma, de ciudadanos. Todos los que íbamos en ese barco somos más ciudadanos de lo que éramos antes de embarcar y sin duda alguna nos hemos puesto por delante de cualquier gobierno.

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¿Cómo han recibido los palestinos la idea de las flotillas?
LA:
Valoran muchísimo que alguien que no sea palestino pueda dar la vida por su causa. Dan las gracias mil veces y creen que sólo de esta forma se podrá alcanzar una solución. Nos piden que sigamos luchando, que sigamos informando a la gente y que hagamos que más y más personas se sumen, porque saben que sólo pueden contar con la sociedad civil.
MT: Cuando los palestinos ven que somos gente normal, obreros, gente de base, les hace sentir cierta esperanza de que la solución no dependa de los gobiernos, sino de los ciudadanos, que han empezado a caminar.

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Ya se están preparando más flotillas. ¿Se ha abierto una nueva vía en la lucha por la liberación del pueblo palestino?
MT:
La Flotilla por la Libertad de Gaza se ha convertido en un ejemplo de estrategia de lucha para otras causas que merecen apoyo. En octubre saldrá una nueva flotilla y desde Cultura y Paz estamos lanzando la campaña Rumbo a Gaza (www.rumboagaza.org) para fletar dos barcos en mayo o junio. Será fundamental la actuación diplomática preventiva de nuestros gobiernos para que no se vuelvan a producir muertes, esa actuación que no hubo en mayo, por lo que Israel interpretó que tenía las manos libres.

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Antes de embarcaros en la Flotilla, estuvisteis en los campos de refugiados del Líbano. Los refugiados, entre cuatro y seis millones según los cálculos de las diferentes organizaciones internacionales, son los grandes olvidados del conflicto palestino.
MT:
En cualquier solución que se quiere tomar los refugiados quedan excluidos. En ninguna se contempla el derecho al retorno, reconocido por varias resoluciones de las Naciones Unidas. Incluso hay países que negocian a espaldas de los refugiados para ver cómo se les puede expulsar a Europa o a Estados Unidos. Pero nadie cuenta con ellos. Están en un limbo. Y sin embargo, hasta que el problema de los refugiados no se resuelva y esa solución sea aceptada por ellos mismos, el conflicto palestino-israelí perdurará. Se podrán crear dos estados, uno o tres, pero si esa gente no es parte de la solución, el conflicto será eterno.
LA: Los refugiados necesitan nuestro apoyo porque son ciudadanos de tercera categoría. No diría que han perdido las ganas de vivir, pero sí el brillo en los ojos. Hay ancianos que se fueron de sus casas pensando que era para 10 días y llevan ya 62 años. O jóvenes que llevan toda su vida en un campo en el que se hacinan 100.000 personas en dos kilómetros cuadrados vallados.
MT: Quien tenga alguna duda sobre la legitimidad de la resistencia armada palestina, que vaya a los campos de refugiados del Líbano y vea cómo vive la gente.

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¿Qué opináis de la Campaña Internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el Estado de Israel, que este año cumple su quinto aniversario?
MT:
Comprendes que está siendo útil cuando ves las reacciones israelíes. Cuando el Estado de Israel promulga leyes para penar a sus ciudadanos que apoyen la campaña es porque les hace daño. Es una herramienta muy importante, pero no puede ser la única. Tiene que ir acompañada por otro tipo de acciones directas y contundentes, como la Flotilla.

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Por último, ¿mereció la pena pagar un precio tan alto?
MT:
No me atrevo a contestar a eso. El tiempo lo dirá.
LA: De entrada, morir no merece la pena. Cuando subí al barco era consciente de que igual no volvía. Pero estando en casa sin hacer nada no se cambia el estado de las cosas.
MT: Gente como la que viajaba en ese barco es la que cambia la Historia.
LA: Hay que sacarse el miedo de encima, que es lo que te paraliza. Lo primero que tenemos que hacer es perder el miedo.
MT: Y empezar a decir que ya basta.