miércoles, 11 de octubre de 2023

Manifiesto leído por la Plataforma de Solidaridad con Palestina de Valladolid. Concentración 10 de octubre 2023

Imagen cedida por Valladolid Toma La Palabra

La raíz de la violencia es la opresión. Hoy nos concentramos y manifestamos de urgencia, preocupadas por la situación sobre el terreno en Palestina. En estos momentos lloramos las vidas que se han perdido y seguimos comprometidas con un futuro donde cada vida es valiosa y donde todas las personas vivan en libertad y seguridad. Desde la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid, creemos que debe analizarse el contexto y el conjunto de la violencia como elemento detonador de los hechos sucedidos el sábado 7 de octubre de 2023. Cabe señalar al estado colonial y de apartheid de Israel como foco inicial de toda violencia. Esto no es ni un conflicto ni una guerra entre iguales, se trata de una potencia colonial y militar en contra de un pueblo que no cuenta ni siquiera con un ejército pero tiene derecho a protegerse frente a los ataques sistemáticos que vive desde 1948.

Israel ha convertido Gaza en la mayor prisión del mundo desde hace 16 años. La situación en Gaza es insostenible y desalentadora. La ocupación israelí afecta a todas las áreas de la vida de forma grave y preocupante. Es evidente para cualquier observador que la extrema violencia aplicada por Israel sobre la población de Gaza provocaría, tarde o temprano, una respuesta violenta.

El contexto es fundamental, ya que la narrativa colonial israelí se fundamenta en colonizar también el lenguaje mediático que normaliza los términos: "conflicto y "guerra" . "Terrorismo"… cuando se habla de Palestina; palabras que deshumanizan constantemente al pueblo palestino para justificar la violencia arbitraria y sistemática a la que se le expone repetidamente por parte de las fuerzas de ocupación israelíes. Toda narrativa que no señale el origen de la violencia en el sistema de ocupación y de colonias ilegales de Israel, que se materializa a partir de políticas de apartheid y castigo colectivo, es sesgada. Pero la violencia no empezó el sábado. La manipulada cronología pretende esconder la violencia colonial inicial del opresor y su intensificación durante décadas. 

Desde su fundación, Israel ha llevado a cabo 75 años de limpieza étnica continuada en contra del pueblo palestino en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. La Nakba, el desastre que supuso la creación del estado de Israel, continúa, normalizándose como una limpieza étnica continuada y a cámara lenta que se ha intensificado durante el último año por una escalada de violencia, sin precedentes, en Cisjordania. Desde 1948, la población palestina es víctima de un círculo de impunidad que se sustenta en el silencio y la complicidad de la comunidad internacional. Es por eso que debemos denunciar enérgicamente la complicidad con el apartheid y la colonización israelí. 

Reconocer la naturaleza criminal del colonialismo israelí, no es antisemitismo. La complicidad internacional con Israel no puede escudarse en el judaísmo como religión o como identidad cultural de un pueblo que sufrió la persecución y exterminio. Esgrimir los crímenes históricos contra el pueblo judío como justificación de los crímenes de un Estado que se ha convertido en referencia de la ultraderecha mundial, es indecente.

También resulta indecente, que la Unión Europea y el gobierno de España, que reivindicaron con furor el derecho de Ucrania a defenderse de Rusia, llamen hoy terroristas a los palestinos. Los mismos que han presentado como luchadores por la libertad a los batallones ucranianos que reivindican a los nazis, deslegitiman hoy a La Resistencia Palestina.

Aunque no apoyemos las acciones militares contra Israel y condenamos los ataques contra los civiles israelíes,  entendemos que ésta es la respuesta de un pueblo desesperado, acorralado que lleva sufriendo décadas unos niveles de sufrimiento y violencia intolerables.

A principios de este año, Palestina observó las manifestaciones de Tel Aviv y comprendió que a quienes marchaban para “defender los derechos civiles” no les importaban los derechos de su vecindad ocupada.  ¿Tiene derecho el pueblo palestino a resistirse a la agresión incesante a la que está sometido? Absolutamente. No existe ninguna equivalencia moral, política o militar, entre ambas partes. Israel es un Estado con armamento nuclear, y un ejército armado hasta los dientes por Estados Unidos. Su existencia no está amenazada. Es la población palestina, sus tierras, sus vidas, la que lo está. La civilización occidental parece dispuesta a permanecer impasible mientras Palestina es exterminada. 

Pase lo que pase en las próximas horas y en los próximos días, la paz pasa por el reconocimiento del derecho de Palestina a ser un pueblo libre y soberano. Defender la paz y los derechos humanos es condenar el colonialismo y movilizarse contra la ocupación israelí.

EXISTIR ES RESISTIR!!

VIVA PALESTINA LIBRE!!