LA FORMA IMPORTA
Así es Aurelio Contreras Marijuán. Gracias por la reflexión !!!
LA FORMA IMPORTA: BOICOT AL CINE ISRAELÍ EN SEMINCI
Ken Loach, uno de los nombres fundamentales en los setenta años de existencia de la Semana Internacional de Cine de Valladolid - Seminci, habla así de su película 'Kes' (1969), la que le enfrentó a las distribuidoras made in usa, luchando por un espacio para proyectarla: "La forma de construir una película es la forma de dar validez a las ideas que contiene. 'Kes' trata en realidad sobre el ingente desperdicio humano que suponen estos niños cuyas vidas y talentos se desaprovechan incluso antes de que alcancen la pubertad. De hecho, David Bradley demostró con su interpretación la tesis central de la película, es decir, que existe una enorme cantidad de talento que pasa desapercibido y sencillamente se desaprovecha... Si, por ejemplo, contratas a una gran estrella de cine para hacer el papel de un obrero, es como si estuvieses diciendo: “No hay ningún obrero que pueda hacer de obrero como este señor”. La razón por la que acudimos a una escuela de Barnsley para encontrar al chico de 'Kes' formaba parte de todo el pensamiento que había detrás del proyecto y transmitía la idea de que existe un Billy en cada clase".
Del mismo modo, la forma de programar un festival de cine como la #Seminci es la forma de dar validez a su presunta misión de impulso a nuevas ideas en el lenguaje del cine o de apertura de las perspectivas de la audiencia. Si la Seminci es un festival, ¿por qué se invita a la fiesta a una película israelí, es decir, a una película alimentada por ochenta años de política racista y colonialista, como si hubiera ahí algo que celebrar? Incluso si se programa un festival como si fuese una tormenta de ideas donde cabe cualquier disparate en nombre del pluralismo, o como si una programación fuera una versión cutre del camarote de los hermanos marx donde toda perspectiva tiene cabida, siendo la programación de snuff movies la próxima audacia a esperar, no es menos rechazable la presencia de una película respaldada por el gobierno de Israel y que contribuye a la ficción de que el trampantojo sionista sería, además, una democracia. Y la cosa no mejora si se pretende que títulos de la vanguardia del cine árabe o un pañuelo palestino en la inauguración sirvan de coartada. Como diría Antonio Drove, "Si el cine no nos enseña qué hacer con estas cosas, ¿para qué sirve?" Así que, en consonancia con la consigna de la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid, iremos a las películas árabes y trataremos a la película de Nadav Lapid como corresponde.
De Aurelio Contreras Marijuán
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