Más de un centenar de personas han atendido el llamamiento de la Plataforma Solidaria con Palestina en Valladolid dentro de la 
Ola Internacional de Solidaridad con la Resistencia Popular Palestina.
 En la concentración, en la plaza de Fuente Dorada durante casi una 
hora, se ha informado de las víctimas palestina causadas por el estado 
de Israel,  se ha llamado al 
boicot a los productos con el código de barras 729 y procedido a la lectura del manifiesto del Comité Nacional de BDS.
Henar Redondo, de la Plataforma Solidaria con Palestina en Valladolid, ha informado que 
durante el mes de octubre el número de palestinos asesinado es de casi medio centenar: más de 31 en Gaza y 14 en Cisjordania. "Los
 heridos superan los 1.800, entre ellos muchos niños y niñas", dijo 
Redondo, frente a los 8 muertos israelíes. "Una vez más, Israel nos saca
 a la calle", denunció la portavoz de los plataforma convocante.
Tras la lectura del manifiesto del Comité Nacional de BDS, se realizó un 
llamamiento a no consumir productos procedentes de Israel, que tienen el código de barras 729,
 y a no acudir a las cuatro películas anunciadas en la próxima 60 
edición de la Seminci, que "han sido financiadas por el área de Cultura 
del gobierno sionista de Netanyahu, Por el contrario, se proyectarán dos
 películas que narran el día a día de los palestinos".
Israel comenzó el domingo 18 de octubre la construcción de un muro de
 10 metros de alto en el barrio de Armon HaNatziv, en Jerusalén, "por 
razones de seguridad".
La concentración se ha disuelto con los gritos de "¡Gaza resiste. 
Palestina vencerá!", "Israel asesino del pueblo palestino" y "No hay que
 comprar productos de Israel".
Manifiesto
El Comité Nacional de BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) difundió
 la pasada semana el siguiente manifiesto en Solidaridad con Palestina, 
que se está procediendo a dar lectura en todos los actos solidarios que 
se están organizando:
"Tanto si la fase actual de intensificación de la represión israelí y
 la resistencia popular palestina deriva en una intifada en toda regla o
 no, una cosa ya es evidente: una nueva generación de palestinos y 
palestinas está siguiendo los pasos de las generaciones anteriores, 
levantándose en masa contra un brutal régimen de ocupación, colonialismo
 y apartheid israelíes que lleva muchas décadas.
Los gobiernos del mundo, especialmente en Occidente, están llamando a
 esto un “ciclo de violencia” del que ambas partes tienen la culpa, 
ignorando la causa fundamental de este conflicto colonial, así como su 
propia complicidad en permitirle a Israel mantenerlo y violar el derecho
 internacional con total impunidad. Casi toda la población palestina hoy
 está llamando a un boicot total y a aislar internacionalmente a Israel,
 en todos los campos, igual que se hizo con el apartheid sudafricano.
En esta última ronda, Israel ha avivado las llamas de la resistencia 
popular palestina intensificando sus ataques contra el complejo de la 
mezquita de Al-Aqsa (el Noble Santuario), ubicado en el corazón de la 
Ciudad Vieja de Jerusalén, ocupada por Israel. Grupos de colonos judíos 
fundamentalistas y fanáticos, respaldados por el gobierno israelí, han 
profanado reiteradamente la Explanada de las Mezquitas, a menudo 
insultando verbalmente a los fieles con un vil racismo y llamando 
abiertamente a la destrucción de la mezquita. Esto ha provocado la ira y
 la protesta generalizadas en Jerusalén y entre la población palestina 
en todas partes de la Palestina histórica.
Generalmente la respuesta del ejército israelí ha sido proteger a los
 colonos criminales y castigar a las víctimas palestinas, negando en 
última instancia a casi todos los palestinos y palestinas el acceso a su
 sitio sagrado.
Estas amenazas son tomadas en serio por la población palestina, que 
sufre a diario las consecuencias de la política oficial israelí de 
“judaización” de la ciudad, una política de colonización gradual de la 
tierra y de sustitución de la población nativa palestina, cristiana y 
musulmana, por colonos judíos ilegales. Esta política, que constituye 
limpieza étnica y crimen de guerra según el derecho internacional, se 
implementa a través de la incesante confiscación de tierras, la 
expansión del muro colonial, las demoliciones de casas, la apropiación 
de viviendas palestinas por parte de los colonos, los asesinatos 
extrajudiciales, las detenciones y expulsiones; todo ello apoyado por el
 sistema de “justicia” israelí, aliado incondicional en el crimen.
Este último ataque israelí contra la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén
 Oriental ocupada, por otra parte, no es un incidente aislado. Cientos 
de iglesias y mezquitas históricas han sido destruidas desde 1948 por 
las milicias sionistas y más tarde por el Estado de Israel. El verano 
pasado, durante la masacre en Gaza, Israel bombardeó y destruyó 73 
mezquitas. Muchas iglesias y mezquitas palestinas han sido dañadas o 
profanadas este año por extremistas judíos en los llamados “ataques con 
etiqueta de precio”, incluyendo la Iglesia de la Multiplicación de los 
Panes y los Peces, junto al lago Tiberíades, que fue incendiada en junio
 pasado.
Estos ataques racistas y criminales contra la libertad religiosa del 
pueblo palestino son una expresión del viraje masivo de la sociedad 
israelí hacia la extrema derecha, de la prevalencia de un racismo 
colonial manifiesto, sin precedentes y profundamente asentado, y del 
odio racial contra el pueblo indígena palestino.
A prácticamente todos los palestinos y palestinas de Cisjordania y 
Gaza se les niega el acceso a Jerusalén, que está encerrada por muros, 
torres de vigilancia y alambrados de púas, y diariamente están a merced 
de ataques y humillaciones.
Durante los períodos considerados “de calma“, Israel refuerza su 
cerco medieval a Gaza, lleva a cabo incursiones en las ciudades 
palestinas, confisca sus tierras –incluso en el Naqab (Negev)-, destruye
 sus propiedades y construye colonias ilegales sólo para población 
judía. En el continuo intento de afianzar su sistema de apartheid y 
dominación colonial, Israel niega a la población palestina todo el 
espectro de derechos básicos, desde el derecho de las niñas y niños a la
 educación hasta el acceso de las madres a la atención médica, o a los 
agricultores la posibilidad de acceder a su tierra, o el derecho de los 
miembros de una familia a vivir bajo el mismo techo. Y todo esto se hace
 con la bendición de los tribunales.
En vista de la apatía o la complicidad directa de los gobiernos del 
mundo y de la ONU, y de la impunidad de Israel para perpetuar este 
sistema de injusticia contra nuestro pueblo, tanto en la Palestina 
histórica como en el exilio, el movimiento de Boicot, Desinversión y 
Sanciones (BDS) ha hecho grandes avances para reposicionar a Israel en 
el escenario mundial como un estado paria.
A través del boicot a las instituciones que son cómplices de las 
violaciones de Israel al derecho internacional, mediante la desinversión
 de las empresas que apoyan la opresión israelí, y a través del 
llamamiento a aplicar sanciones fundamentadas en los principios, el 
movimiento BDS ha aumentado el aislamiento de Israel y ha comenzado a 
imponerle costos a su régimen de ocupación, colonización y apartheid.
El Banco Mundial ha revelado que las importaciones palestinas 
procedentes de Israel están cayendo de manera significativa. Empresarios
 israelíes están informando que los inversores europeos ya no quieren 
invertir en Israel, en tanto que un estudio de la ONU confirma que la 
inversión extranjera directa en Israel se redujo en un 46% en 2014, en 
comparación con 2013. Un estudio de la Corporación Rand predice que el 
BDS puede costarle a Israel entre el 1 y el 2% de su PIB anual durante 
los próximos 10 años; y más recientemente, la agencia de calificación 
crediticia Moody’s ha informado que el BDS es una amenaza potencial para
 la economía israelí.
Aún queda mucho por hacer, sin embargo, para obligar a Israel a 
rendir cuentas y romper su impunidad, que aún es fuerte. Los gobiernos 
cómplices deben ser denunciados. Las empresas que están facilitando y  
beneficiándose de las violaciones de derechos humanos por parte de 
Israel deben pagar un precio -en reputación y en ganancias. La 
maquinaria militar de Israel, incluyendo su rama de investigación, debe 
ser objeto de un amplio embargo militar internacional; y todos los 
gobernantes, oficiales y soldados israelíes que estén involucrados en la
 comisión de los crímenes presentes y pasados deben ser procesados por 
la Corte Penal Internacional, así como por tribunales nacionales que 
respeten la jurisdicción universal.
Israel no sólo oprime al pueblo palestino: está exportando al mundo 
su despiadado modelo de seguridad y represión. Israel está profundamente
 involucrado en entrenar y armar a escuadrones de la muerte en América 
Latina (a menudo como agente de Estados Unidos), en vender armas y 
experticia militar a las dictaduras de Asia y África (a menudo a los dos
 bandos de una guerra civil) y en la militarización de las fuerzas 
policiales de Ferguson, Los Ángeles, Londres y de ciudades de todo el 
mundo. Israel hoy en día juega un papel clave en la represión doméstica 
contra los movimientos de justicia racial, social, económica y ambiental
 de todo el mundo.
El Comité Nacional Palestino de BDS (BNC), que lidera el movimiento 
global de BDS, hace un llamamiento a las personas de conciencia de todo 
el mundo para que apoyen al pueblo palestino en su búsqueda de la 
libertad en este momento crucial, intensificando las actividades de BDS 
contra el régimen de opresión israelí.
En particular, y en relación con 
la actual revuelta masiva en las calles de Palestina, hacemos un llamado
 a quienes apoyan la lucha palestina para:
- crear conciencia sobre los derechos palestinos consagrados en el 
derecho internacional, y a apoyar el BDS mediante la difusión en los 
medios de comunicación, incluidas las redes sociales;
 
- presionar a los parlamentos para imponer un embargo militar sobre Israel;
 
- hacer campaña contra las compañías militares israelíes, como Elbit Systems;
 
- apoyar las campañas de boicot y desinversión contra empresas 
cómplices, como G4S y HP, que están más abiertamente involucradas en la 
infraestructura de opresión israelí;
 
- aprobar resoluciones de BDS efectivas y estratégicas, no sólo 
simbólicas, en sindicatos, asociaciones académicas, gobiernos 
estudiantiles y movimientos sociales, que puedan conducir a tomar 
medidas concretas, y a intensificar el boicot cultural a Israel;
 
- considerar la posibilidad de emprender acciones legales contra los 
criminales israelíes (soldados, colonos, funcionarios y gobernantes) y 
contra los ejecutivos de las corporaciones que están implicadas en los 
crímenes israelíes y en sus violaciones del derecho internacional.
 
Al igual que la generación de sus progenitores, miles de jóvenes 
palestinos(as) en Jerusalén, Gaza, Ramala, Hebrón, Belén, Yaffa, Nazaret
 y otros lugares han salido a las calles para protestar masivamente 
contra la ocupación y el apartheid de Israel; y sobre todo, se están 
sacudiendo la desesperación y liberando sus mentes del mito de la 
opresión como destino. También están alimentando la aspiración de todo 
el pueblo palestino a la libre determinación y a vivir en libertad, 
dignidad y en una paz justa.
Ya es hora de aislar al régimen de militarización, securitización y 
racismo de Israel, que representa un peligro no sólo para el pueblo 
palestino y los países árabes, sino para la humanidad entera".
Fuente Último Cero: http://www.ultimocero.com/articulo/la-ola-internacional-solidaridad-con-palestina-llega-valladolid