La cantante israelí Noa, boicoteada en Valladolid

Cerca de un centenar de personas se concentró el pasado viernes, 2 de octubre de 2009, en la explanada del exterior del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid para mostrar su repulsa a la actuación de la cantante israelí Noa, que ofrecía un concierto acompañada por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y patrocinado por la Junta de Castilla y León. El acto, convocado por la Plataforma Solidaria con Palestina-Valladolid, formaba parte de la campaña internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el estado de Israel. La concentración realizada en el exterior del recinto fue apoyada solidariamente por algun@ músic@s de la Orquesta que lucieron pegatinas de la bandera palestina en sus uniformes. Asimismo, durante los ensayos colgaron carteles informativos en las dependencias del Auditorio que, obviamente, eran retirados por la Dirección, aunque los músic@s insistían en volver a colocarlos a la mañana siguiente.

Noa se ha manifestado repetidas veces a favor de la creación de dos estados, uno palestino y otro israelí, que coexistan pacíficamente. Incluso ha mostrado su deseo de estar presente en un hipotético acto de constitución de una Palestina libre e independiente. Ferviente defensora de los Acuerdos de Oslo, actuó en 1995 en la concentración por la paz de Tel Aviv en la que fue asesinado Isaac Rabin. Participó en Eurovisión junto a una cantante árabe-israelí, con la que ha ofrecido posteriores recitales. Es Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas…

Entonces, ¿qué sentido tenía este acto de protesta?, ¿cuál es el motivo que ha llevado a miles de personas a boicotear las actuaciones de Noa en toda Europa, la última de ellas con ocasión de la Diada de Catalunya el pasado 11 de septiembre?

La propia Noa da la respuesta, tanto en entrevistas como en su blog o en la carta abierta que dirigió a l@s palestin@s durante la matanza perpetrada en Gaza por el Ejército de Israel el pasado mes de diciembre y que contenía el siguiente párrafo: “Sólo puedo desearles [a l@s habitantes de Gaza] que Israel haga el trabajo que todos necesitamos que se haga y finalmente los libere de ese cáncer, de ese virus, de ese monstruo llamado fanatismo, hoy llamado Hamás”.

El resultado final del “trabajo” del Ejército israelí fue la muerte de 1.400 personas, 800 de ellas civiles, y la destrucción de miles de viviendas, cientos de fábricas, decenas de escuelas, hospitales, depósitos de agua… “Quienes pisaron el suelo de Gaza después de la embestida del Tsahal [Ejército de Israel] –el Gobierno de Ehud Olmert prohibió la entrada de medios de comunicación- quedaban boquiabiertos ante un panorama desolador”, recordaba el corresponsal de El País en Israel, Juan Miguel Muñoz. Por la parte israelí murieron diez soldad@s –cinco por disparos efectuados por error por sus propios compañer@s, el denominado “fuego amigo”- y tres civiles, habitantes de ciudades próximas a Gaza que fallecieron a causa de los cohetes lanzados por Hamás.

Quizás Noa se apresuró en sus reflexiones. Tal vez no podía ni imaginar la carnicería que sus compatriotas uniformados estaban llevando a cabo en Gaza. Si el Gobierno de Israel no hubiera impuesto el apagón informativo y las imágenes de la matanza se hubieran transmitido a todo el mundo en tiempo real… ¿Cómo podía ella imaginar que la proporción de víctimas fuera de cien palestin@s por cada israelí?

En absoluto. Diez meses después, preguntada por un periodista de El Periódico de Catalunya sobre la conveniencia de aquella carta, la cantante se reafirmaba: “Israel no tuvo otra opción que defenderse”. Es más, durante el propio concierto de Valladolid volvió a reiterar que los actos bélicos israelíes son “acciones de defensa” que legítimamente llevaría a cabo cualquier país en caso de ser agredido.

Es decir, para Noa, el verdadero y único responsable de la matanza de Gaza fue Hamás.

No es la única opinión cuando menos controvertida que sostiene. Según su peculiar interpretación del conflicto, la situación en la que se encuentran l@s palestin@s se debe nada más que a ell@s mism@s y a su intransigencia e incapacidad para responder a los ofrecimientos de buena voluntad para llegar a acuerdos y compromisos por parte de los israelíes. Así podemos leer en su blog los siguientes razonamientos: “Históricamente, la lucha de los sionistas ha sido una lucha por alcanzar acuerdos, mientras que la lucha de los árabes armados ha sido del tipo “todo o nada” (por favor, leed la Declaración de Independencia y comparadla con la carta fundacional de Hamás). Desde sus orígenes el sionismo se ganó el apoyo de muchas naciones porque se veía como una lucha por un acuerdo justo. Fue este apoyo el que facilitó la creación de un Estado de Israel, especialmente después del Holocausto. ¡En su afán por ganar todo, los palestinos lo perdieron todo!”.

Es decir, para Noa, l@s verdader@s y únic@s responsables de la situación de opresión que viven los palestin@s son los propios palestin@s. Noa dice conocer muy bien a quienes boicotean sus conciertos. Están “respaldados con mucho dinero procedente de organizaciones fanáticas que claman nada menos que por la muerte de mis hijos y la destrucción de mi país, a menos, por supuesto, que me convierta al Islam y me ponga un burka)”. Quienes convocan estas protestas, como Iniciativa per Catalunya en el caso de la Diada, son “un partido radical de izquierdas”, como si esta definición fuera algo peyorativo. En cualquier caso, Noa ha interpretado su actuación en Barcelona como “una victoria para Israel” en unos momentos en los que la imagen del país hebreo “está siendo tan brutal y diabólicamente distorsionada en todos los sitios”. En Valladolid volvió a insistir sobre el mismo tema al asegurar que la actitud de “l@s de ahí fuera” [en referencia a l@s manifestantes] perjudicaba a los propi@s palestin@s.

Es decir, para Noa, aquell@s que se oponen a la ocupación israelí son fanátic@s terroristas, fundamentalistas religios@s y radicales de izquierdas.

Todos los entrecomillados son palabras escritas o pronunciadas por Noa. Sin embargo, en sus escritos o entrevistas no se halla ni una sola condena de la ocupación militar, la tortura y el asesinato como prácticas habituales, el asentamiento de más de medio millón de judí@s en territorio palestino, el muro, la anexión de Jerusalén Este, el cerco a Gaza, la discriminación jurídica del millón y medio de árabes que vive en Israel, la prohibición del regreso de l@s cerca de cinco millones de palestin@s refugiados y/o exiliados, el estrangulamiento económico de Palestina, el control de sus vías de comunicación, la anexión de los Altos del Golán y el sometimiento de su población siria, la vulneración continuada de la legalidad internacional y de los derechos humanos… Habla mucho de paz, sí, pero de una paz vaga y difusa, tan vaga que carece de significado.

La postura de Noa no es una actitud meramente personal. Forma parte de una estrategia del Estado de Israel destinada a proyectar una determinada imagen internacional a través de sus creadores culturales. Tras la matanza de Gaza, el Ministerio de Asuntos Exteriores destinó dos millones de dólares para mejorar la imagen del país a través de la cultura y del espectáculo. “Enviaremos por todo el mundo a nuestros novelistas y escritores más conocidos”, señaló el director general de Asuntos Culturales del citado Ministerio, Arye Mekel, “compañías de teatro, exposiciones… De esta forma mostraremos el rostro más amable de Israel y evitaremos que se nos identifique únicamente en un contexto de guerra” (recogido por The New York Times, el 3 de marzo de 2009).

Por todas estas razones, la Plataforma Solidaria con Palestina-Valladolid hizo este llamamiento a l@s ciudadan@s para boicotear la actuación de la cantante. Asimismo, instó a las instituciones públicas (en este caso a la Junta de Castilla y León como titular de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y del Auditorio Miguel Delibes y como patrocinadora de un concierto que se celebró con fondos públicos) a romper cualquier tipo de relación con el Estado de Israel y sus empresas o ciudadanos, salvo condena expresa de la política genocida y opresora que lleva a cabo el citado Estado.

Alejandro Fierro, periodista y miembro de la Plataforma Solidaria con Palestina-Valladolid